La contemplación es uno de los placeres más sencillos y gratificantes que ofrece la naturaleza. Como Robert Rosenblum afirma “la naturaleza siempre ha existido, el paisaje no”. Las maneras de observar, interpretar y disfrutar del territorio están en numerosas ocasiones determinadas por puntos focales o miradores, con vocación consciente de ofrecer una vista panorámica e integral del territorio.
Este sentido perceptivo inseparable del concepto de paisaje ya es palpable en Aranjuez en el siglo XVI, cuando se disponen puntos para disfrutar de las vistas, como son los ubicados junto a la presa del Jardín de la Isla o en la antigua Junta de los Ríos, cuando el Jarama desembocaba más cerca del palacio.
A los Altos de Mira el Rey, donde hoy está la Casa de la Montaña, apuntaba el paseo norte de las Doce Calles. El siglo XVIII incorpora en este sentido la adecuación y los accesos al Monte Parnaso y al Calvario, en el monte vecino al Parnaso. A fines del mismo siglo se erige la Montaña Suiza en el Jardín del Príncipe. A principio del siglo XIX ya se ha trazado el camino de las Cruces (la calle que hoy lleva el mismo nombre), un Via Crucis que se iniciaba en la puerta del Convento de San Pascual yque conducía a un nuevo Calvario.
Imágenes.
Miradores de la Junta de los Ríos y de la Presa de Palacio. Jehan L’Hermitte. Vista de Aranjuez. Detalle (fines siglo XVI). Biblioteca Real de Bélgica.
Domingo de Aguirre. 1775. Vista de Aranjuez desde los Altos de Mira el Rey. Biblioteca Nacional de España.
El Monte Parnaso y el Calvario. Pablo Boutelou. Proyecto de El Deleite. Detalle. (fines siglo XVIII). Patrimonio Nacional.
La Montaña Suiza. Jardín del Príncipe.
Vista de Aranjuez desde el nuevo Calvario. Pharamond Blanchard. Vista de Aranjuez. 1829. Biblioteca Nacional de España.