LA ENSEÑANZA ESPECIAL EN EL SIGLO XIX

En el acta del Pleno del Ayuntamiento de Aranjuez de 21 de octubre de 1852 se acordó asignar una cantidad de 300 reales para la creación de una escuela de sordomudos:  

“El excmo sr. Governador civil recomienda el cumplimiento de la Real Orden de diez y nueve de marzo último la cual manda escitar el celo de los ayuntamientos a fin de que manifiesten los mismos qué podrán prestar para el establecimiento de escuela de sordomudos, autorizándoselo para que incluyan en sus presupuestos alguna cantidad: esta corporación acordó en su vista ofrecer la cantidad de trescientos reales cargo al fondo municipal”.  

La Real Orden de 19 de marzo de 1852 contemplaba el establecimiento de tres centros en Madrid, uno al norte, otro al sur y la adaptación del Colegio de Madrid. Parece que el proyecto sur podría acometerse en Aranjuez. Pese a la buena disposición del Ayuntamiento, la inestabilidad política no permitió ejecutar la real orden.  

Surgieron además otros problemas. Hasta la fecha el Colegio de Madrid había estado gestionado por la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. Pero la real orden disponía que pasaba a depender del Ministerio de Fomento, por lo que cambió de nombre -Colegio Nacional de Sordos- y se estableció un nuevo reglamento en el que quedó en evidencia que un enfoque obsoleto de beneficiencia y asistencial, opuesto al carácter educativo fundacional.  

Los orígenes de estas escuelas especiales se remontan al reinado de Carlos IV, quien constituyó la primera en 1795. En concreto, el Colegio de Sordomudos de Madrid, dicen que influido por Francisco de Goya, fue promovido por Manuel Godoy y regulado por Real Orden de 27 marzo de 1802. Tras los avatares de la Guerra de la Independencia, el 29 de mayo de 1814 se restituyó bajo el nombre de Real Colegio de Sordomudos.  

Vistos los acontecimientos de 1852, queda claro que hubo que esperar a la famosa Ley Moyano de 1857, para llevar a la práctica de modo generalizado el acceso de las personas con necesidades especiales a la Primera Enseñanza. Explicaba claramente la ley que era “deber de la Administración adoptar las disposiciones más conducentes a preparar la creación de escuelas especiales”.  

Juan Pablo Bonet, 1620. Lengua de Signos. «Abecedario demonstrativo» de Reducción de las letras y arte para enseñar a hablar los mudos, Biblioteca Nacional de España.  

(Por cierto, el lenguaje de signos es un invento español, se está tramitando su inclusión en la lista de Patrimonio Inmaterial, Patrimonio Mundial de la UNESCO).  

Editado el 22/05/2020 en Facebook

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